domingo, 17 de octubre de 2010

Adolescencia e identidad

  Al presentarse la adolescencia como un período de capital importancia en la estructuración de varones y mujeres, se acepta que tanto estos como aquellas deben vivirlo de manera intensa para llegar de mejor manera a la juventud y a la vida adulta. Se empieza a dejar de lado la idea de que el ser humano es maduro cuando es capaz de reproducirse. La pubertad es tan sólo una capacidad de realizar funciones reproductoras; mas no legitima, de manera alguna, la puesta en acto de esta capacidad.
La adolescencia, en cambio, es un tiempo privilegiado en el proceso de conformación de la muchacha y el chico en todas sus dimensiones, que origina nuevos estilos de vida, crea una nueva concepción del mundo y de los valores, de las relaciones interpersonales y del sentido de la existencia.
A diferencia de la pubertad que dice si una chica ya puede quedar embarazada y ser mamá y si el muchacho puede ser papá, la adolescencia anuncia que mujeres y varones atraviesan un período de intensas vivencias y experiencias destinadas a preparar no sólo la maternidad y la paternidad, sino la vida entera. La adolescencia aparece para ofrecer posibilidades de vivir nuevas experiencias y alternativas de elegir. La pubertad es apenas un proceso biológico. La adolescencia es lo psíquico y social.
La adolescencia es cambios, mutación en el cuerpo, en los modos de ser, en las ideas, gustos, inclinaciones, deseos, sentimientos y afectos. Pero estos cambios terminan configurando lo que caracteriza a cada uno, su modo peculiar de ser, su modo de vivir su cuerpo, sus relaciones.
La identidad es también imagen, la que tú tienes de ti y la que los otros construyen sobre ti. La cultura ofrece modelos ideales de belleza a los cuales mujeres y varones tratan de asemejarse de la mejor manera posible.

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